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Desde www.temasarte.com, le invito a conocer una nueva incorporación a nuestro catálogo de artistas. Se llama Guillermo Forchino y para quien no lo conozca, le aseguro que cuando vea sus esculturas, comprobará que en su cara se dibuja una sonrisa. Hace un tipo de escultura que podríamos encuadrar dentro del “Arte Cómico”, si es que realmente existe. Para nada pasa desapercibido y entra dentro de las tendencias que decoran hogares con ambientes modernos, alegres y coloridos.
Ya desde principios de los años ochenta, Guillermo Forchino comienza a investigar con diferentes materiales para sus obras en volumen. Su búsqueda comienza en la Escuela de Bellas Artes de la Facultad de Rosario en Argentina, continuando mientras realiza estudios de Restauración y Conservación de Obras de Arte en la Universidad de París I-Sorbona en Francia.
Esta formación, es la que lo lleva a descubrir y a iniciarse en técnicas y materiales antiguos. Una vez terminados sus estudios en París, vuelve a Argentina donde organiza el taller de restauración de obras de arte del Museo Municipal de Bellas Artes de la ciudad de Rosario.
En esa época, Forchino comienza a crear una serie de personajes; en los cuales utiliza bandas de viejas telas enrolladas para los cuerpos y papel maché para las cabezas y manos que luego colorea con pigmentos naturales y cera virgen.
A finales de los años ochenta, Guillermo Forchino, comienza a utilizar resina de poliuretano para crear personajes y situaciones cercanos al universo del “comic”.
Sus esculturas representan familias de vacaciones, en coches sobrecargados de maletas, con neumáticos semidesinflados, viejas camionetas americanas, bañeras con dictadores militares, barcos, aviones o motos. Todo esto lo combina con personajes singulares, todos tratados con ingenio y con un sentido del humor agudo y ocurrente.
Expone regularmente en Argentina y en Francia y es a día de hoy generador de una corriente de arte cómico con el cual ha adquirido su popularidad.
Ya desde principios de los años ochenta, Guillermo Forchino comienza a investigar con diferentes materiales para sus obras en volumen. Su búsqueda comienza en la Escuela de Bellas Artes de la Facultad de Rosario en Argentina, continuando mientras realiza estudios de Restauración y Conservación de Obras de Arte en la Universidad de París I-Sorbona en Francia.
Esta formación, es la que lo lleva a descubrir y a iniciarse en técnicas y materiales antiguos. Una vez terminados sus estudios en París, vuelve a Argentina donde organiza el taller de restauración de obras de arte del Museo Municipal de Bellas Artes de la ciudad de Rosario.
En esa época, Forchino comienza a crear una serie de personajes; en los cuales utiliza bandas de viejas telas enrolladas para los cuerpos y papel maché para las cabezas y manos que luego colorea con pigmentos naturales y cera virgen.
A finales de los años ochenta, Guillermo Forchino, comienza a utilizar resina de poliuretano para crear personajes y situaciones cercanos al universo del “comic”.
Sus esculturas representan familias de vacaciones, en coches sobrecargados de maletas, con neumáticos semidesinflados, viejas camionetas americanas, bañeras con dictadores militares, barcos, aviones o motos. Todo esto lo combina con personajes singulares, todos tratados con ingenio y con un sentido del humor agudo y ocurrente.
Expone regularmente en Argentina y en Francia y es a día de hoy generador de una corriente de arte cómico con el cual ha adquirido su popularidad.